El enorme número de especies distintas que forman parte del plancton puede subdividirse en dos grupos: el zooplancton animal y el fitoplancton vegetal.
- Macroplancton
Los moluscos pelágicos, las transparentes y elegantes medusas, los sifonóforos y otros animales de apreciables dimensiones constituyen el macroplancton.
- Microplancton
Los radiolarios, las larvas de anélidos, moluscos, equinodermos y crustáceos, y los huevos flotantes de muchos peces forman parte del microplancton.
- Nanoplancton
El fitoplancton está constituido por algas unicelulares (diatomeas y peridíneas) y por una gran cantidad de otros seres pequeñísimos; en fin, el nanoplancton comprende un enorme número de especies vivas de dimensiones tan pequeñas que ninguna red puede retenerlas. La existencia del nanoplancton se descubrió al examinar el aparato branquial de algunos animales marinos (ascidias, salpas, etc.): las branquias de estos animales consiguen, en efecto, retener el nanoplancton gracias a un funcionamiento similar al de un filtro muy eficaz.
- Acontométridos y copépodos
Las formas planctónicas flotan o permanecen suspendidas a determinadas profundidades gracias a mecanismos especiales destinados a disminuir la superficie de fricción y aprovechar la viscosidad del agua. Los acantométridos, por ejemplo, son animales planctónicos que realizan migraciones verticales en el agua: consiguen hundirse o, a la inversa, ascender hacia la superficie gracias a una variación rítmica y periódica de su volumen.
Los copépodos son organismos planctónicos que efectúan migraciones verticales periódicas y se sitúan en distintas profundidades según las distintas horas del día. De los copépodos se alimentan sobre todo las sardinas, y de ahí que estos peces migren desde aguas más profundas hasta las superficiales y viceversa. Otros medios que utiliza el plancton para flotar son las pequeñas gotas de aceite contenidas en su organismo, que disminuyen su peso específico cuando les es preciso. Es el caso, por ejemplo, de los huevos de muchos teleósteos; por lo demás, casi todos los peces que son objeto de pesca tienen huevos que flotan. Apenas puestos, dichos huevos suben a la superficie porque su peso específico es inferior al del agua. Por lo general, el desarrollo de estos huevos tiene una duración muy breve; los huevos de salmonete y de anchoa, por ejemplo, eclosionan al cabo de apenas un día, liberando pequeñas larvas (2 a 3 milímetros de longitud) que flotan en el plancton, donde se nutren de organismos más diminutos. De distinta índole es la flotabilidad de las numerosas especies de Ceratium, provistas de brazos esqueléticos de diferentes longitudes.
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