martes, 25 de marzo de 2014

El Mediterráneo, un mar gravemente enfermo

En 1985 las naciones que se asoman al Mediterráneo suscribieron un "Plan de acción" para salvar el mar; muchos años más tarde, el Mediterráneo sigue estando gravemente enfermo y poco o nada se ha hecho para remediar su grave situación.

El Mediterraneo, un mar enfermo

- Factores que afectan a la salud del Mediterráneo


Los factores que deben considerarse para valorar su estado de salud son cinco: la cantidad de hidrocarburos presentes en el agua, las modalidades de la pesca, la erosión de las costas, el retroceso de dichas costas y la relación entre deforestación y aridez.

+ Cantidad de hidrocarburos presentes en el agua


La cuenca del Mediterráneo es la más contaminada del mundo por los hidrocarburos (30% más que en 1985): una fracción próxima a las 180.000 toneladas es biodegradada, 125.000 toneladas se evaporan, 230.000 se sedimentan en el fondo y la fracción restante (cerca de 100.000) permanece en la superficie, flotando en grandes manchas. Cada año, las instalaciones industriales costeras emiten compuestos tóxicos a base de cloro (sobre todo PCB) que, más pronto o más tarde, acaban en el mar. Según la estimación, los peces del Mediterráneo contienen PCB y DDT en cantidades por lo menos cien veces superiores a los del océano Atlántico.

Y es que el Mare Nostrum presenta ciertas desventajas: en primer lugar es una cuenca cerrada; además, sus costas han visto surgir civilizaciones antiquísimas, y por tanto soportan desde hace millares de años una presión antrópica (el efecto de la presencia del hombre) que ha ido en aumento.

+ Modalidades de la pesca


En lo que respecta a la pesca, casi se ha multiplicado por dos en los últimos treinta años y la tasa natural de reproducción de las especies ícticas no es suficiente para sustituir la cantidad de peces capturados, de forma que el mar se empobrece cada vez más. Un ejemplo es el del coral rojo, cuya pesca pasó de 75 toneladas a aproximadamente 27 en 1993.

+ Erosión de suelos y costas


El fenómeno de la erosión de los suelos, característico de las zonas áridas y subdesérticas, también se está convirtiendo en un problema en el área del Mediterráneo, especialmente en las zonas intensamente cultivadas como Nápoles, Túnez y Argel, donde la excesiva explotación de la capa freática ha causado la mineralización de los suelos. La erosión costera acompaña a este cuadro ya de por sí poco tranquilizador. En este caso, la causa desencadenante es la disminución del acarreo de materiales sólidos por los ríos, debida a la construcción de estructuras de defensa contra las inundaciones y de presas. En consecuencia, faltan hoy los materiales en suspensión que, a lo largo de milenios, han alimentado los perfiles costeros, y la acción erosiva del mar se ha incrementado. Algunos datos servirán de ejemplo: la presa de Asuán en Egipto, construida entre 1960 y 1970, ha provocado un retroceso de 31 metros en la línea de la costa;  en la desembocadura del Ebro, en España, las playas han sufrido un retroceso de 10 metros.

+ Deforestación y aridez


A esta situación ha contribuido la deforestación que, en el pasado, afectó a Italia, Francia y España. Actualmente el fenómeno sucede en Argelia. La tala de árboles es considerada por los estudiosos como una de las causas que contribuyen a la aridez, que ha aumentado bastante entre 1930 y 1990.

Conviene no olvidar que el empeoramiento general de las condiciones ambientales podría tener efectos negativos, duraderos y profundos, sobre la vida de las poblaciones humanas, animales y vegetales de la cuenca del Mediterráneo.

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