El clima cálido y húmedo de la pluvisilva responde a las exigencias de los parientes exóticos de nuestras ranas y sapos; en realidad, los únicos problemas con que se enfrentan estos animales atañen a sus huevos. Para poderse desarrollar, los huevos de los anfibios necesitan de la presencia de una cantidad constante de agua, por pequeña que sea. Y en muchas selvas vírgenes, los estanques y marjales brillan por su ausencia.
- Los huevos en los anfibios y reptiles de la selva
Mientras varias especies ponen sus huevos -o más a menudo sus renacuajos eclosionados- en las pequeñas reservas de agua que se crean en los huecos de las epífitas o de los árboles, muchos otros anfibios renuncian al estadio de renacuajo libre y ponen en cambio huevos grandes, con un contenido en agua mayor que el habitual, en el interior de los cuales puede realizarse la metamorfosis; así, cuando éstos eclosionan, nace una criatura completamente similar a los progenitores a no ser por sus menores dimensiones. Para las serpientes y los saurios, que también abundan en estos ambientes, no existe este problema: sus huevos son absolutamente autónomos en cuanto a necesidades hídricas; es más, el calor del ambiente favorece su desarrollo y su eclosión. Notable es la variedad de formas y las singulares adaptaciones de muchos reptiles.