Los primates son mamíferos que comprenden dos importantes subórdenes, los prosimios y los antropoides, y estos últimos a su vez se dividen en catarrinos y platirrinos.
- Primates antropoides
+ Primates catarrinos
El término catarrino derivada de katà, "hacia abajo" y de ris, nariz, esto es, de nariz dirigida hacia abajo. Estos primates, en efecto, tienen el tabique nasal estrecho, las narinas vueltas hacia abajo y próximas; poseen 32 dientes como el hombre. La cola, cuando existe, no es nunca prensil. Muchas especies tienen abazones (bolsas internas en los carrillos que comunican con la boca y en las que se guarda momentáneamente el alimento) y callosidades rosadas desprovistas de piel en las nalgas. Los catarrinos son propios del Viejo Mundo, más concretamente de África y de Asia. A este grupo pertenecen los homínidos, familia con un sólo representante vivo (el ser humano, Homo sapiens) o los póngidos (gorila, orangután, chimpancé y gibones) y los cercopitécidos (langures, colobos, cercopitecos, babuinos, mandril y dril).
+ Primates platirrinos
El término platirrinos deriva de platus, "largo" y ris, "nariz", y significa por tanto "de nariz larga". Estos monos tienen, en efecto, el tabique nasal aplanado y las narinas grandes y alejadas; casi todos poseen 36 dientes y la cola suele ser prensil. Los platirrinos nunca tienen abazones ni callosidades; son típicos de varias zonas de Sudamérica. A este grupo pertenecen los cébidos (monos capuchinos, monos aulladores, monos araña, etc.), los calimicónidos y los calitrícidos o verdaderos titís.
Babuino. Imagen: Zoo de Oakland |
- La necesidad fundamental de los primates: la búsqueda de alimento
Algunos especies de animales llevan una vida social en colonias perfectamente organizadas, regidas por las leyes inmutable del instinto. Contrariamente a éstas, los monos, robustos, inteligentes, agilísimos y agrupados en bandas numerosas, no necesitan de una disciplina férrea y de una minuciosa división de las tareas para sobrevivir y prosperar. Su necesidad fundamental es encontrar una cantidad suficiente de alimentos; por lo que respecta a defenderse o huir de los peligros, la astucia, la previsión, el coraje y la capacidad de actuar, a menudo en común, son suficientes para garantizar su éxito y su supervivencia.
Así pues, ante todo está el problema del alimento. Los monos de una misma especie se reúnen en un grupo bastante numeroso que toma posesión de una determinada zona de límites más o menos extensos, que no abandonan hasta que, por la razón que sea, el grupo ya no está en medida de saciar su hambre debidamente. El líder del grupo es un macho, el más robusto o bien el más viejo y experimentado.
- Los monos, perfectamente capaces de comunicarse entre sí
Si bien no disponen del lenguaje hablado, los monos también pueden comunicarse entre sí. Un grito típico entre los babuinos y otros cercopitécidos es el de temor y de alarma, una serie de sonidos breves y discordantes que los monos emiten acompañándolos con contracciones de los músculos faciales. Cuando resuena este grito, todo el bando se da rápidamente a la fuga sobre la cima de los árboles o sobre alguna roca difícilmente accesible. Las madres recogen a toda prisa a sus pequeños y, cargándolos a espaldas, los ponen a salvo con el resto del bando. Los machos no huyen tan fácilmente: muy valientes o incluso temerarios, afrontan hasta las fieras más feroces. Agilísimos, es muy difícil que se dejen golpear; por combatir en grupos y con gran decisión, consiguen tener la mejor parte, incluso frente a animales feroces de grandes dimensiones y de notable fuerza física.
Los monos de dimensiones superiores, dotados de bastante fuerza muscular y armados de largos dientes, no temen prácticamente a nadie; pero incluso los representantes más pequeños y menos robustos del orden, si se ven acorralados, no vacilan en lanzarse con resolución contra el enemigo.
- El gorila (Gorilla gorilla)
De entre los catarrinos, el representante de mayor dimensiones es el gorilla (Gorilla gorilla), que puede alcanzar unos dos metros de altura cuando es adulto, es decir, mayor que el hombre, bastante más musculoso y dotado de una fuerza excepcional. Vive en los bosques de África occidental y central, donde lleva una vida nómada de grupo (hasta 17 individuos), en constante búsqueda de su alimento, pernoctando donde le sorprende la noche aunque no sin antes haberse construido las plataformas de ramas y hojas que le sirven de colchón.
A pesar de sus dimensiones y de su enorme fuerza, el gorila es un simio bondadoso que no suele asociarse con otros miembros de su especie que no sean los de su propio harén; también es un animal agilísimo y, cuando se enfrenta con el hombre, se comporta con esquiva dignidad: aunque huye de su presencia, el líder del harén reacciona con gran vigor y decisión si siente que alguna amenaza se cierne sobre el grupo. En este caso, se yergue en toda su estatura, emitiendo un profundo rugido, golpeándose el pecho con sus puños hercúleos y enseñando los dientes con una mueca feroz, que se vuelve todavía más aterradora por los pelos que se erizan sobre la nuca y la cabeza. Ahora bien, todo este despliegue de fuerzas no es más que un aviso; basta con retirarse y dejar tranquilo al animal, haciéndole comprender que nada le amenaza realmente, para evitar que pase a la acción y agreda.
Los gorilas son vegetarianos, lo que les obliga a alimentarse durante horas de las hojas, médulas de plantas, tallos y brotes que constituyen su alimento. Aunque son terrestres, son perfectamente capaces de trepar y, por lo menos en la zona del monte Kahuz, en Zaire (donde los estudió la famosa primatóloga Jane Goodall), incluso los grandes machos, con sus más de 200 kg de peso, son capaces de trepar a 20 metros de altura.
- El chimpancé común (Pan troglodytes)
De dimensiones algo menores que el gorila, aunque algunos machos superan 1,70 metros de altura, es el chimpancé común (Pan troglodytes) que, junto con el bonobo (Pan paniscus), es el primate más próximo al hombre con el que comparte el 98% de su patrimonio genético.
Las capacidades sensoriales del chimpancé son similares a las humanas y las dimensiones del cerebro reflejan una gran inteligencia. Con un entrenamiento apropiado, los chimpancés cautivos son capaces de emplear correctamente símbolos correspondientes a conceptos, objetos y verbos y de formar con ellos oraciones simples e incluso silogismos.
Los individuos salvajes no dan pruebas de tantas habilidades lingüísticas pero, aun así, con capaces de utilizar 24 vocalizaciones, un gran número de gestos y una gama infinita de expresiones faciales para comunicarse entre sí.
También es notable su prodigiosa capacidad para crear y utilizar instrumentos, siendo los más conocidos los palos para capturar hormigas y termitas, para hacer de palanca o para coger frutos inalcanzables, las piedras que se utilizan como martillos y yunques para partir todo tipo de nueces, y las sombrillas, sombreros, esponjas y paraguas confeccionados con hojas. Lo más curioso de estas capacidades que nos parecen tan humanas es que el uso de los distintos tipos de herramientas se transmite de unas generaciones a otras, de madres a hijos, creándose verdaderas culturas (la de Gombe, en Tanzania, estudiada por J. Goodall, cuyos miembros untan palos en miel para capturar termitas; la de la selva de Taï, en Costa de Marfil, que utiliza martillos y yunques, etc.) que difieren sensiblemente de unas poblaciones a otras.
Chimpancés. Imagen: Zoo de San Diego |
- El orangután (Pongo pygmaeus) y los gibones (Hylobates sp.)
Más selváticos aún que el chimpancé y el gorila son el orangután (Pongo pygmaeus) y los gibones (Hylobates sp.), monos exclusivamente arborícolas y capaces, sobre todo estos últimos, de realizar acrobacias sorprendentes gracias a la extrema longitud y fuerza de sus extremidades anteriores.
Orangután (Pongo pygmaeus) |
- Otras especies de primates que habitan en las selvas
Muchas otras especies de primates son habitantes exclusivos de las pluvisilvas, entre ellos el násico, el simakobu, el langur de los Nilgiri y otros colobinos asiáticos igualmente amenazados de extinción por la persecución humana o por la destrucción de la selva, el mandril, el dril y la gran mayoría de los cercopitecos africanos y casi todos los platirrinos americanos, algunos de los cuales también están gravemente amenazados por la agresiva acción del hombre en los hábitats donde habitan.
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