En el lenguaje común suele utilizarse la palabra animal en contraposición a planta: los animales son considerados organismos activos, capaces de moverse y, sobre todo, capaces de adoptar un comportamiento determinado frente a otros organismos animales de la misma especie o de otras distintas.
- Células, tejidos, órganos
Desde el punto de vista estructural, el cuerpo de los animales, constituido por células organizadas en tejidos, está formado por órganos. Éstos se disponen según modelos organizativos que dependen en cada caso del estadio evolutivo alcanzado y que responden a las exigencias del medio en que vive el organismo.
- Tipos de organización presentes en el mundo animal
Existen distintos tipos de organización presentes en el mundo animal: el cuerpo en forma de saco abierto de un porífero, o esponja; el cuerpo plano y no segmentado de un platelminto; el cuerpo tubular pero dividido en cortos segmentos de un anélido marino; el cuerpo compacto pero dividido en tres segmentos, dotado de cutícula externa, de un artrópodo (un insecto); el cuerpo de un mamífero sostenido por una estructura interna rígida, el esqueleto, formada por huesos.
- Partes habituales en los animales: cabeza, tronco y extremidades
En muchos animales es posible distinguir tres partes: la cabeza, que suele contener los órganos de los sentidos; el tronco, en cuyo interior se encuentran importantes órganos vitales, y las extremidades, encargadas del desplazamiento. Por fuera, los representantes de este reino vivo poseen siempre una envoltura que protege el organismo del ambiente circundante.
- Endoesqueleto o exoesqueleto
La presencia o no de una estructura de sostén del cuerpo, que puede ser interna (endoesqueleto) o externa (exoesqueleto), alrededor de la que se disponen y organizan, según leyes precisas, los distintos órganos, es un importante carácter de diferenciación.
A continuación haremos un repaso general de las funciones de las distintas partes del cuerpo, recordando que en lenguaje científico se definen como órganos las estructuras anatómicamente diferentes en cuanto a conformación, disposición y desarrollo destinadas a realizar una o varias funciones determinadas.
Los órganos no son sin embargo independientes entre sí, sino que forman sistemas (por ej., el corazón y los vasos sanguíneos). Estas agrupaciones anatómicas son también agrupaciones fisiológicas (es decir, funcionales).
Todos los órganos de un mismo sistema componen, en su conjunto, un aparato que cumple una tarea determinada dentro del funcionamiento general del cuerpo.
- La piel y sus anejos (pelos, uñas)
Constituyen un sistema de protección del cuerpo. Por medio del pelo y de la capa grasa subyacente, la piel contribuye a mantener constante la temperatura del cuerpo. Este conjunto forma el tegumento.
- Huesos y cartílagos
Los huesos y los cartílagos que los unen constituyen la sólida estructura esquelética de sostén.
- Los músculos
Los músculos, tensados entre los huesos, a los que están anclados mediante los tendones. Junto con la estructura ósea constituyen el aparato locomotor, permitiendo los movimientos del cuerpo. Son además una sólida protección para los órganos.
- El cerebro, la médula espinal y los nervios
Configuran un sistema coherente denominado sistema nervioso. El cerebro y la médula espinal forman el sistema nervioso central. Los nervios que constituyen el sistema nervioso periférico parten del central, se ramifican y acaban en los músculos y las vísceras, o bien en órganos de los sentidos (ojos, orejas, nariz, lengua, piel).
Los órganos de los sentidos son estimulados por agentes externos (como la luz, el sonido, el tacto, las variaciones de temperatura, etc.). El cerebro percibe de esta forma lo que sucede a su alrededor y traduce los estímulos en sensaciones. Además, el sistema nervioso central elabora las excitaciones motoras, que son transmitidas a los músculos a través de los nervios.
El esqueleto, el sistema muscular, el sistema nervioso y los órganos de los sentidos relacionan al hombre con el ambiente exterior: en su conjunto constituyen los órganos de la vida de relación.
- Esófago, estómago e intestino
El esófago, el estómago y el intestino forman un largo canal que presenta unas dilataciones de paredes espesas (estómago e intestino grueso), que empieza en la boca para acabar en el orificio anal. A lo largo de su recorrido desembocan conductos que proceden de dos grandes glándulas, el hígado y el páncreas. Los alimentos introducidos en la boca son transformados al pasar por el canal de conducción en productos asimilables: se dice que son "digeridos". Este conjunto constituye el aparato digestivo.
- Corazón, arterias y venas
El corazón, con las arterias y las venas (vasos sanguíneos), que salen y van a parar a él, y los vasos linfáticos forman una red notablemente ramificada que penetra en todos los órganos. Por los vasos discurre la sangre, de color rojo debido a la presencia de un pigmento denominado hemoglobina. La circulación sanguínea transporta oxígeno y elementos nutritivos a los tejidos a través de las arterias, al tiempo que por las venas elimina de las células las sustancias de desecho producidas. Los vasos linfáticos absorben a nivel intestinal las sustancias grasas, drenan los tejidos y, gracias a las células específicas que contienen (linfocitos), defienden el organismo de las sustancias patógenas. Este conjunto forma el aparato circulatorio.
- Pulmones
Los pulmones, comunicados a través de la tráquea con la nariz y con la faringe. Arterias y venas llegan a los pulmones, donde se ramifican: el aire penetra en los pulmones y allí la sangre extrae el oxígeno necesario para la vida y se libera del anhídrido carbónico. Este conjunto constituye el aparato respiratorio.
- Riñones y vías urinarias
Los riñones y las vías urinarias (uréteres, vejiga urinaria y uretra) tienen la misión de eliminar de la sangre las sustancias tóxicas que en ella se forman.
- Aparato reproductor o genital
Las gónadas masculinas (testículos) y las femeninas (ovarios) constituyen, junto a otros órganos anejos, el aparato reproductor o genital.
- Glándulas
Por último, algunas glándulas, como la hipófisis, la tiroides, las glándulas suprarrenales, el páncreas y otras, vierten en la sangre algunos productos que segregan (hormonas), cuya misión es regular las funciones del cuerpo. Estas glándulas, denominadas endocrinas o de secreción interna, forman el aparato endocrino.
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