Cada vez que se vierte un producto tóxico a un río, se quema un bosque o libera a la atmósfera productos altamente perjudiciales, la Tierra sufre, como un ser vivo, los procesos típicos de una intoxicación. La "intoxicación" del Medio Ambiente recibe el nombre de contaminación. Así, la actividad humana genera materiales y sustancias que dañan al Medio Ambiente.
Imagen: Galicia única. Las mareas negras son el resultado de la liberación masiva de petróleo al mar. |
Todos estos daños pueden llevar a la Tierra a un daño irreparable y fatal. Para evitarlo los investigadores intentan identificar las causas de todas las contaminaciones que afectan a la Tierra. Con una correcta identificación y prevención, la salud de nuestro planeta recobrará su bienestar antiguo.
- La contaminación atmosférica
La contaminación atmosférica constituye uno de los grandes peligros de la sociedad moderna. 400 millones de automóviles, 200 millones de calefacciones, 500.000 incendios forestales al año y las miles de fábricas o industrias que vierten residuos volátiles sin depurar o filtrar, son las causas más importantes del cambio de los niveles normales de la atmósfera. Un cambio que conlleva la aparición de la contaminación.
El Consejo de Europa en 1967 define la contaminación atmosférica como "la presencia en el aire de una sustancia extraña o una variación significativa en la proporción de sus constituyentes, susceptible de provocar un efecto perjudicial o de crear una molestia, teniendo en cuenta los conocimientos del momento". Otros organismos la definen como "la presencia en el aire de materias o formas de energía que impliquen riesgo, daño o molestia grave para las personas y los bienes de cualquier naturaleza".
+ Tipos de contaminantes
El aire seco contiene un 78% de nitrógeno, un 21% de oxígeno y sólo un 1% de gases como el argón, el neón o el metano. Además, existen unos gases que varían en función de una serie de factores. Estos gases son el ozono, el anhídrido carbónico o el monóxido de carbono, entre otros.
Sin embargo, en ciertos momentos y lugares, el aire presenta unas concentraciones extrañas de algunos de estos gases o presenta sustancias que no deberían estar ahí. Son contaminantes y se pueden clasificar en naturales y artificiales, según su origen.
Los contaminantes naturales son aquellos que existen de forma natural en el medio ambiente y el ser humano no los ha provocado. El polen, las esporas de las plantas, las bacterias y hongos, resinas, las tormentas de polvo e incluso la sal que proviene de las olas del mar al romperse, son contaminantes naturales. Si bien, el más importante son las cenizas y gases que salen de una erupción volcánica.
Los contaminantes artificiales, sin embargo, los produce el ser humano con sus actividades. Se dividen, a su vez, en dos grandes grupos: primarios y secundarios.
Los contaminantes primarios reciben este nombre porque son los que provienen de forma directa de focos o fuentes primarias, como son las chimeneas industriales o los tubos de escapa de los automóviles. Son las partículas, los compuestos de azufre, los orgánicos, los óxidos de carbono y nitrógeno, los metales pesados y los compuestos halogenados.
Las partículas son los elementos sólidos y líquidos que contaminan la atmósfera, como los cloruros, el carbón o los sulfatos. Aparecen, principalmente, por la combustión industrial, los procesos relacionados con el carbón y el petróleo, las fábricas de cemento y los insecticidas.
Su bajo peso y tamaño les permite disponerse con facilidad y de forma permanente en el aire hasta que se inhalan por el ser humano.
Los compuestos de azufre aparecen cuando se produce la combustión de los combustibles fósiles como el petróleo. Éstos presentan el elemento azufre, que en su combustión se combina con el oxígeno para dar los óxidos de azufre, como el anhídrido sulfúrico y el sulfuroso. Éste último es el contaminante que más aparece en las ciudades.
Los compuestos orgánicos son los famosos hidrocarburos tan abundantes en ciudades (parque automovilístico) y centros industriales (petróleo y gas natural). Pero, existen otros compuestos orgánicos muy perjudiciales como son los PCB (policloribifenilos), dioxinas y furanos.
Los óxidos de carbono y nitrógeno aparecen tras procesos de combustión en ciertos motores. Algunos de ellos son muy tóxicos y abundan en las grandes ciudades.
Los metales pesados pueden aparecer en ciertas actividades industriales y mineras. El hecho de que no se degraden y se puedan acumular en las cadenas tróficas, hace, de estos elementos, contaminantes muy peligrosos. El mercurio y el plomo son los más frecuentes y, en muchas ocasiones, se vierten a ríos, lagos o mares. En ese momento pueden introducirse en animales como los peces que, más tarde, servirán de alimento a otros organismos como el ser humano.
Los compuestos halogenados, es decir, que presentan los átomos de cloro y flúor en su estructura, son también muy tóxicos. El más importante es el grupo de los CFC (clorofluorocarbonos) que se utilizan en aerosoles, aparatos de refrigeración y en la fabricación de poliestireno. En principio, los CFC no son tóxicos, son muy estables y no contaminan, pero tienen la capacidad de reaccionar con el ozono de la atmósfera.
Si los contaminantes primarios provenían de forma directa de un proceso que realizaban los seres humanos, los contaminantes secundarios se forman en la atmósfera tras reacciones químicas de los primeros.
Para que estas reacciones químicas se produzcan necesitan de un activador, normalmente la luz solar. Una vez que los contaminantes primarios absorben la luz solar se desencadena una serie de reacciones, que llevan a la formación de este otro grupo de contaminantes. Así, el anhídrido sulfúrico en presencia de las gotas de agua se convierte en ácido sulfúrico, responsable de las lluvias ácidas, y ejemplo típico de contaminante secundario.
+ Difusión y efectos
Las masas de aire en movimiento actúan como elemento difusor de la contaminación. También la topografía o el relieve de la región influye a la hora de dispersar sustancias contaminantes. Así, se descubrió que ciertas sustancias contaminantes que se encontraban en los cielos de países nórdicos, provenían de las industrias de Alemania.
En cuanto a los efectos constatados más graves, se encuentran los ocurridos en 1948 en Donora (Pensilvania). Una serie de industrias siderúrgicas, químicas y metalúrgicas liberaron a la atmósfera compuestos contaminantes que causaron la muerte de 20 personas, 6.000 enfermaron. Pero fue en Bophal (India) donde ocurrió una de las mayores tragedias. En 1976 una planta de pesticidas liberó un compuesto tóxico, más de 2.500 personas murieron.
+ La lluvia ácida
Las actividades humanas como la combustión de petróleo y carbón o la fundición de minerales sulfurosos y, en mucha menor medida, los volcanes, liberan al aire azufre y nitrógeno en forma de óxidos.
Una vez que estos óxidos llegan a la atmósfera, comienzan a reaccionar con el oxígeno del aire y con el vapor de agua. Tras una serie de reacciones químicas aparecen el ácido sulfúrico y el ácido nítrico. Éstos pueden seguir dos caminos distintos. Por un lado, pueden "sedimentar" simplemente hacia el suelo o, por otro lado, pueden incorporarse en el granizo, la niebla, la nieve o la lluvia. En el primer caso se habla de una deposición seca, mientras que en el segundo se trataría de una deposición húmeda.
Cuando estos ácidos forman parte de las gotas de agua de la lluvia, ésta recibe el nombre de lluvia ácida. Si cae sobre los ríos, la acidez que conlleva y la eutrofización que genera determina la muerte de los seres vivos de la zona. La eutrofización es el aumento explosivo de las algas de los ríos, al alimentarse éstas del nitrógeno y el azufre que cae. Este crecimiento imposibilita la entrada de luz solar en las capas subyacentes a las algas, y consume el oxígeno disuelto.
De forma paralela, las lluvias ácidas también caen sobre el medio terrestre, es decir, sobre el suelo. En este caso, los ácidos atacan a las hojas y raíces de las plantas. Unas plantas que experimentan una reducción en su crecimiento y, finalmente, pueden morir. Además, este estado enfermizo de las plantas lo aprovechan las plagas de insectos y otros parásitos para atacar.
Otra consecuencia de la lluvia ácida es la pérdida de nutrientes orgánicos en el mismo suelo. Cuando los ácidos llegan al suelo arrastran esos nutrientes hacia lugares inaccesibles para los vegetales. Como se pierden los nutrientes, el suelo deja de ser fértil y ya no se puede cultivar más.
En la Península Ibérica, en la comarca de As Pontes (central Puentes García Rodríguez) y en Andorra existen centrales termoeléctricas, responsables de la emisión de más de 2 millones de toneladas de óxido de azufre. La vegetación de sus alrededores nota los efectos de la lluvia ácida y, es probable, que por acción de las corrientes de aire, los gases de estas centrales están en países como Francia. Este hecho constituye un claro ejemplo de contaminación transfronteriza, dado que de estos gases se forma la lluvia ácida que cae sobre tierras galas.
+ Niebla fotoquímica
La niebla fotoquímica se conoce normalmente por el término anglosajón smog fotoquímico. Smog en inglés es la contracción de la palabra smoke (humo) y fog (niebla).
Esta niebla se visualiza en las grandes ciudades como una cúpula que a modo de halo se dispone sobre la ciudad. Entre los smog fotoquímicos más importantes y conocidos se encuentran el de las ciudades de Atenas, Los Ángeles y México.
Las chimeneas industriales y domésticas liberan grandes cantidades de particulares, que pueden reaccionar entre sí o con componentes del aire. A causa de estas reacciones se forma una gran masa de partículas de polvo que presentan sulfatos, nitratos, sales de amonio, ácido nítrico y sulfúrico.
Aunque la mayor parte de estas sustancias se presenta en forma o estado gaseoso, su alta concentración provoca una saturación en el aire. En ese momento comienzan a condensarse en esa famosa cúpula gaseosa del smog. La niebla sería el resultado de la condensación de las gotas de agua presentes en la atmósfera.
+ El agujero de ozono
El ozono es una molécula de tres átomos de oxígeno que se forma en la estratosfera superior, a unos 30 km de altitud, y forma una capa que rodea toda la Tierra. Es una capa de espesor muy reducido; se podría decir que de sólo unos 3 mm de grosor.
Su función es vital para los organismos vivos, al protegerles de un tipo especial de radiaciones ultravioletas. Éstas son nocivas al dañar el material genético de los organismos. Así, un exceso de estas radiaciones puede causar cáncer de piel, inmunodeficiencias y cataratas.
En principio, esta capa fue relativamente constante, pero en 1985, en la Antártida se observó una enorme disminución en su concentración. A este hecho se le denominó "agujero de ozono" al presentar un gran tamaño, similar al de los Estados Unidos. Pero este descenso no es local; los datos muestran que los niveles de ozono han disminuido en un 5% en todas las latitudes Norte.
Ciertos contaminantes naturales y artificiales son los responsables de la aparición del agujero de ozono. Interaccionan y destruyen todas las moléculas de ozono con las que entran en contacto.
Entre los contaminantes más tóxicos se encuentran los óxidos nitrosos y los CFC (clorofluorocarbonos). Los CFC son unos veinte gases que presentan en su composición átomos de flúor, cloro, bromo o yodo. Sólo tres son naturales, el resto los fabrica el ser humano con fines industriales.
Los CFC se usan como refrigerantes en los frigoríficos y acondicionadores de aire, como disolventes, adhesivos, impermeabilizantes y como gas de propulsión en los spray. El gran inconveniente de los CFC artificiales es que no se pueden eliminar de la atmósfera fácilmente. Reaccionan o combinan con muy pocos elementos, entre ellos el ozono. Por eso pueden permanecer hasta 200 años, antes de que desaparezcan.
Ante la previsión de que continúe la reducción de los niveles de ozono, se proponen muchas soluciones: recuperar y reciclar los CFCs, utilizar CFCs naturales, mejorar los sistemas de producción en las industrias que utilizan estos compuestos y buscar sustitutivos para los aparatos que contengan CFCs artificiales.
+ El efecto invernadero
El efecto invernadero es un proceso natural que permite la vida en la Tierra. En las capas inferiores de la troposfera existen unos gases que permiten el paso de la luz visible procedente del Sol, pero impide que lleguen otro tipo de radiaciones.
Cuando estas radiaciones llegan a la superficie de la Tierra dos terceras partes son absorbidas por los cuerpos físicos como las rocas, mientras que la otra parte se refleja y es devuelta al espacio. Cuando la Tierra se enfría, esa radiación absorbida se libera de nuevo hacia el exterior, pero ahora en forma de radiación infrarroja o calor. En su camino de vuelta al espacio choca con la capa de gases de la troposfera inferior, y es devuelta hacia la superficie. De esta forma, se genera una especie de manta que calienta por debajo.
Este proceso recibe el nombre de efecto invernadero porque es la misma estrategia que utilizan los agricultores y jardineros en el cultivo de ciertas plantas. Estos cultivos son cubiertos por cristales o plásticos que permiten el paso de la luz solar, pero no las radiaciones que proceden del interior. Con esta técnica se consigue mantener temperaturas relativamente constantes y altas en el interior del invernadero.
Gracias al efecto invernadero natural la temperatura en el suelo de la Tierra es de 15 ºC, mientras que sin esa capa de "gases del invernadero" la temperatura estaría por debajo de los 0 ºC. Sin embargo, el aumento de estos gases y del dióxido de carbono, como consecuencia de las actividades humanas, industriales y domésticas, causa un aumento del efecto invernadero. El dióxido de carbono también tiene las propiedades de transparente para las radiaciones que llegan y de opaco para las infrarrojas que quieren salir.
Este aumento artificial del efecto invernadero, producto de la contaminación, provoca un incremento de la temperatura, al rebotar las radiaciones infrarrojas de forma continua sobre la superficie terrestre. Sería como un termo que no deja salir el calor.
Lógicamente este aumento de temperatura conlleva una serie de consecuencias negativas para la vida en la Tierra: fusión de casquetes polares, aumento del nivel del mar, inundaciones y aumento de las precipitaciones, aparición de nuevas enfermedades, desaparición de especies y desequilibrios en todos los ecosistemas terrestres y marinos. Consecuencias que resultan del cambio climático.
- La contaminación del agua
El agua es el elemento característico de la Tierra y el que permite la vida. Por esta razón, la contaminación del agua constituye uno de los grandes problemas medioambientales. Si el agua sufre un vertido de sustancias contaminantes, su calidad se reduce y, en la mayoría de los casos, se imposibilita su uso. En ese momento se requeriría de algún tipo de tratamiento para hacerla utilizable.
+ Tipos de contaminantes
Erupciones volcánicas, pequeños centros rurales, "vertidos" naturales de compuestos como el petróleo tras un movimiento sísmico y el crecimiento excesivo de algún organismo que producía una sustancia contaminante, son algunos de los ejemplos que más contaminaba ríos y mares en el pasado. Sin embargo, en la actualidad, las grandes industrias, las ciudades, los accidentes en el transporte de sustancias contaminantes por el mar y vertidos descontrolados, constituyen los principales focos de contaminación. Una nueva contaminación que a diferencia de la anterior resulta más difícil de eliminar.
Por tanto, los contaminantes del agua se pueden clasificar según su origen en naturales y artificiales.
Los contaminantes artificiales son los responsables de la mayoría de las contaminaciones del agua. Son las aguas residuales urbanas o aguas negras, los vertidos industriales y los vertidos rurales de los centros ganaderos y agrícolas.
Un tipo especial de contaminación del agua es la intrusión marina. Cuando los acuíferos del litoral no se rellenan tras una explotación o porque su fuente de suministro no aporta la suficiente cantidad de agua, entonces el agua salada del mar entra hacia esa zona. Se produce la salinización del agua subterránea.
En la Península Ibérica este hecho se da sobre todo en el delta del Llobregat, Castellón, Valencia, Alicante y Granada.
+ Tratamiento
Dada la importancia del agua en todos los ecosistemas y su escasez, las administraciones públicas adoptan medidas preventivas ante la contaminación, y llevan a cabo tratamientos para devolver al agua contaminada su carácter natural.
Las medidas de prevención son las leyes medioambientales, que obligan a no producir y liberar compuestos contaminantes del agua.
En cuanto a los tratamientos, éstos variarán en función del tipo de contaminación que sufre el agua y del uso posterior que se le dará.
Las aguas residuales rurales no se pueden tratar en principio. Un hecho razonable si se considera que esa agua se filtra por el suelo hasta alcanzar ríos subterráneos, acuíferos o pozos. En este caso, se intentará utilizar abonos con elementos biodegradables, es decir, que la propia naturaleza pueda asimilar o eliminar.
En cambio, las aguas residuales urbanas permiten un tratamiento. Este tratamiento puede realizarse en las diferentes fases de su generación, desde que se produce hasta que se vierte este agua contaminada.
+ Las mareas negras
El término de marea negra hace mención a las grandes manchas de petróleo que aparecen en el mar tras un accidente. Son, por tanto, derrames de petróleo en el mar. Esta contaminación va ligada al transporte de los petroleros. Tormentas, averías, hundimientos, o colisiones con otras naves o la costa provocan las mareas negras si se libera el petróleo.
Los efectos de una marea negra apenas pueden ser cuantificados. Acaba con la vida de todo tipo de organismos y pone en peligro la existencia del ecosistema de esa zona.
Tras la catástrofe, el tratamiento del vertido es complicado. Además, muchos de los productos químicos que se utilizan para la limpieza puedan producir daños adicionales al ecosistemas de la zona.
- La contaminación de los suelos
La contaminación o degradación del suelo puede conducir a la pérdida total o parcial de su fertilidad. Además si el suelo desaparece, el proceso de formación de uno nuevo es muy lento. Se estima que puede tardar cientos e incluso millones de años. Este hecho hace que se le considere un recurso no renovable.
En la naturaleza, el suelo está en un continuo equilibrio de formación y destrucción. Este equilibrio apenas es perceptible, y comprende procesos tan distintos y opuestos como el aumento del nivel del mar en un punto (destrucción del suelo) o la acción de los líquenes sobre la roca.
Sin embargo, el ser humano lleva a cabo una serie de acciones que pueden desplazar este equilibrio hacia la destrucción.
Estas acciones son la agricultura por sus sistemas de producción y fertilizantes, la erosión, la contaminación del agua, la lluvia ácida y la deforestación.
+ La deforestación
La deforestación es la eliminación total e irreversible de la vegetación de una zona. El carácter irreversible le diferencia de los incendios. Normalmente, tras un incendio, y tras un tiempo variable, el bosque puede regenerarse. Sin embargo, la deforestación supone el fin de la vida vegetal de esa zona.
Es un fenómeno que realiza el ser humano con una finalidad concreta. Los objetivos de esta actividad, pueden ser: aumento del campo de cultivo para la agricultura, terrenos para la ganadería y obtención de madera (sobreexplotación) para la construcción o con fines energéticos. Además, la industria maderera por la maquinaria que utiliza y la infraestructura que genera en las zonas de explotación, también contribuye a perjudicar en mayor medida, si cabe, el Medio Ambiente.
Los bosques más afectados por la deforestación son los bosques pluviales tropicales. Se estima que cada año desaparecen casi 20 millones de hectáreas.
La desaparición de estos bosques provocará el fin de las funciones que llevan a cabo. Así, por ejemplo, dejarán de proteger a los suelos y, por tanto, éstos se destruirán. Desaparecerán especies autóctonas de estas zonas, se perderá una gran cantidad de materia orgánica y muchas tribus indígenas se extinguirán. Se estima que más de 90 tribus desaparecieron en el Amazonas durante el siglo pasado por la deforestación.
De forma paralela, la pérdida de masa vegetal contribuye a que el efecto invernadero se incremente.
Pero, la deforestación no es un fenómeno local de estos bosques. Así, los bosques y matorrales del Mediterráneo también desaparecen por las mismas razones.
- Otras contaminaciones
El Medio Ambiente sufre además de los deterioros anteriores, un conjunto de daños invisibles. Es decir, no son visibles al ojo humano, pero sus efectos pueden llegar a ser igual de nocivos. Los contaminantes que causan esta perjuicio son diversos, pero los más importantes son el ruido y las radiaciones.
+ El ruido
El ruido es en las ciudades una de las mayores molestias que sufre el ser humano. Se define como ese sonido molesto que sucede en lugares y momentos no deseados. Al ser un sonido, es una forma de energía que se transmite por el aire a través de ondas que vibran en este medio.
La intensidad del ruido se mide en decibelios (dB), nombre dado en honor a Alexander Graham Bell. El decibelio es la décima parte de un belio y a éste le corresponde una medida de intensidad determina. De forma intuitiva, el oído humano puede percibir un sonido sin daño alguno hasta los 80 dB. Así, la caída de una hoja son 10 dB, una conversación baja son unos 20, una conversación normal son 65 y un tren elevado son 90 dB.
El ruido causa efectos nocivo a nivel fisiológico, psicosociológico y sobre las actividades del ser humano.
De los efectos fisiológicos el más importante es la pérdida de la capacidad auditiva. El ruido daña las células receptoras del sonido. Así, si una persona puede perder esta capacidad, si se expone durante 40 años a 75 dB durante ocho horas diarias, o durante una hora si son 84. Además de la sordera, el ruido puede provocar otitis y ruptura del tímpano.
Si bien, la pérdida de la capacidad auditiva es el efecto fisiológico más conocido, no es el único. Existen otros efectos como son la tensión muscular, desequilibrios hormonales, aumento de la presión arterial y del ritmo cardiaco, etc.
En función del tiempo de exposición y de la proximidad a la fuente emisora del ruido, así serán de graves los efectos.
Los efectos psicosociológicos constituyen un grupo de efectos peligrosos en cuanto a su desconocimiento y al hecho de que sus efectos son impredecibles. Parece ser que aumentan la irritabilidad y el nerviosismo. Por tanto, podría estar implicado, sólo en ocasiones particulares, en el origen de comportamientos agresivos.
Los efectos sobre las actividades son los más conocidos por su importancia. El ruido puede perturbar la conciliación del sueño, interrumpiéndolo o acortándolo. Se estima que por debajo de los 60 dB muchas de las consecuencias del ruido sobre el sueño disminuyen y, ya por debajo de los 35-40 dB, el sueño puede realizarse de forma normal.
+ La radiación
La radiación constituye uno de los elementos más desconocidos en cuanto a sus efectos sobre el ser humano. Se sabe que muchas radiaciones son agentes causantes de cánceres, pero el efecto de ciertos aparatos de la vida diaria se desconoce plenamente.