domingo, 5 de agosto de 2018

La Amazonia: clima, vegetación, demografía, colonización e historia

La Amazonia es una vasta región de América del Sur que se extiende a lo largo de 7.050.000 km cuadrados por las cuencas inferior y central del río Amazonas. Abarca territorios de Venezuela, Colombia, Guayanas, Ecuador, Perú, Bolivia y, sobre todo, Brasil (aproximadamente, la mitad del país). Situada entre dos macizos antiguos de escasa elevación (al Norte, el escudo de Guayana, y al Sur, el escudo de Brasil), acoge la mayor acumulación sedimentaria del mundo, aunque desde el punto de vista biogeológico no se puede considerar propiamente una cuenca: sus terrazas fluviales –las várzeas, paisaje típico de la Amazonia– apenas representan el 3% de la superficie total.

Amazonia y biologia
La selva amazónica se extiende a lo largo de las cuencas media e inferior del río Amazonas y abarca territorios de varios países de América.

El recorrido del río no es lineal, sino que adopta las curvas sinuosas de los meandros (que, a su paso, favorecen la formación de los bancos, donde se concentran los suelos fértiles) y se ramifica en paranás (bifurcaciones laterales) e igarapés (canales), poblados por una densa vegetación. La confluencia de esas ramificaciones presenta el aspecto de auténticas rías fluviales, en tanto que sus márgenes, ya en terra firma, por encima del nivel de las crecidas, son mesetas terciarias ocupadas por la selva.

Rio en la Amazonia e indigena

- El clima del Amazonia


El clima de la zona es tropical: cálido y húmedo. La temperatura media se sitúa en torno a los 26 ºC, las variaciones estacionales son casi imperceptibles y las precipitaciones anuales oscilan entre los 2.000 y los 3.000 mm. En cuanto a los vientos, el foehn que resulta de la pantalla formada por los macizos de las Guayanas, explica la presencia de sabanas en el área del río Branco. El monzón, cálido y húmedo, es el que penetra en el suroeste de la Amazonia, procedente del hemisferio Norte. Del Sur llegan las friagens, ráfagas frías que hacen bajar las temperaturas de manera brusca.

Resulta cuando menos curioso que en circunstancias climatológicas tan adversas no sean frecuentes las enfermedades; de hecho, excepto el paludismo, raros son los males que aquejan al organismo humano en esta parte del mundo.

Chozas en el Amazonia y su clima

- La vegetación en la Amazonia


En términos generales, la vegetación selvática es variada (cedro, jacarandá, cauchero, seringa...) y es más tupida en unas zonas que en otras; así, mientras que el igapó es de difícil acceso, en los lugares inundados por las crecidas anuales (a partir del mes de abril, en la parte norte de la cuenca) la vegetación no es tan densa (crece hacia arriba: los árboles, de muchas especies pueden alcanzar los 70 m de altura).

Vegetacion y plantas de la Amazonia


- Demografía del Amazonia


A pesar del enorme ámbito geográfico que comprende la Amazonia, su población es exigua (alrededor de un habitante por kilómetro cuadrado) y se reparte de forma desigual (la mayor concentración se registra en las inmediaciones de las terrazas fluviales). Los indígenas, que a principios del siglo XX se acercaban al millón y medio, en la actualidad no suman más de 90.000. Pertenecientes a la raza amerindia, se dividen en tres grupos étnicos: el de los recolectores y cazadores (comunidades muy primitivas, como las de los sirionó, mura, macú y waiacá); los sedentarios, pueblos de lenguas diferentes que habitan en la vertiente andina y se extienden hasta el Gran Chaco (tucano, pano, otomaco, piaroa, guahibo y jíbaro); y las tribus de origen más reciente, que llegaron del Norte (tupí, arahuaca y caribe). Los tupí, con sus constantes migraciones, llegaron a ocupar una amplia zona e incluso a influir en la cultura de otras etnias, que abrazaron el tupí como lengua franca. Los arahuacos también migran en busca de suelos fértiles para el cultivo, pero más lentamente que los tupí, por lo que, si bien no han aculturado a tantos pueblos, sí lo han hecho en cambio de modo más intenso. El avance de los caribe ha sido aislado y no se han expandido notablemente.

Los modos de vida de los amerindios se adaptan al mundo natural. Excepto las tribus más primitivas, practican una agricultura de carácter itinerante fundamentada en el bosque se acondicionan los campos de cultivo para el ñame, la banana o la mandioca (productos muy típicos); queman madera para usarla luego como abono y recolectan los frutos de los árboles que crecen espontáneamente. La caza y la pesca se han convertido en actividades secundarias: la caza se reduce a los animales pequeños –fáciles de atrapar con trampas, cerbatanas o arcos– y, para la pesca, se sirven todavía de artilugios rudimentarios (para la navegación emplean balsas de palos y, excepcionalmente, canoas). Asimismo, hacen trabajos de cerámica (destacan las urnas con tapadera de los tupí) y cestería.

Los poblados no se organizan en aldeas, sino que simplemente consisten en un conjunto de chozas que se colocan sin orden. En ocasiones, se levanta una sola casa en el pueblo que acoge a varios individuos. La sociedad se concibe como una familia extensa, en la que a menudo conviven tres generaciones. La máxima autoridad del clan es el anciano. La estructura social varía según las tribus, y es en la arahuaca donde se ha establecido un funcionamiento más complejo: cada tribu se divide en clanes, y a cada uno de ellos le corresponde un jefe (que goza de ciertos poderes y prerrogativas); se admiten matrimonios entre miembros de distintos clanes y están reconocidos tanto el sororato (que un hombre se case con varias hermanas) como el levirato (casarse con la viuda del hermano).

Demografia del Amazonia y su poblacion

- La colonización del Amazonia


Para paliar la baja densidad de población, los gobiernos promovieron planes estatales de colonización, los cuales, a pesar de las medidas adoptadas como incentivo (inversiones en el sector de hidrocarburos, creación de un polo industrial, vías de comunicación, explotación de petróleo, etc.), no han conseguido los resultados previstos. Con excepción de Belem, Manaus e Iquitos (las verdaderas metrópolis amazónicas), o la de urbes de menores dimensiones –como Macapá o Porto Velho–, lo cierto es que los índices demográficos siguen siendo bajos.

Con todo, el aspecto de la Amazonia cambia paulatinamente, debido a intereses económicos y políticos que continúan suscitando fuertes polémicas. La controversia gira sobre todo en torno al expansionismo brasileño, cuyos planes han dado como resultado la presa de Itaipú; las carreteras Cuiabá-Cruzeiro do Sul, la perimétrica norte (que enlaza Macapá con Saint-Georges, en la Guyana francesa), la que une Manaus con Santa Elena (Venezuela) o la Icana-Mitú (Colombia); y la explotación de los yacimientos petrolíferos de El Mutún. Pero el mayor aprovechamiento de los recursos de la Amazonia lo ha protagonizado la intervención extranjera. Los grandes bosques están monopolizados por los trusts internacionales de la industria maderera. También las áreas destinadas a la ganadería están controladas por capital privado y foráneo. Las reservas de hierro (sierra de los Carajás), manganeso (sierra del Navío y Amapá), bauxita (cuenca de Trombetas, en Pará), estaño (Rondônia), caucho (Acre), oro (aluviones del Tapajós y Caciporé) o gas natural (en Carauri, Amazonas) han atraído igualmente a importantes compañías. El medio físico de la región se ve, de este modo, progresivamente degradado, y la población indígena teme no sólo la expulsión, sino, además, un virtual exterminio.

Deforestacion en el Amazonas

- Un poco de historia del Amazonia


Américo Vespucio fue el primer europeo que arribó a la desembocadura del Amazonas (lo hizo en el año 1499). Desde 1500, varios exploradores españoles remontaron el río (Vicente Yáñez Pinzón, Francisco de Orellana, Lope de Aguirre) y, ya a partir del siglo XVII, los jesuitas colonizaron y evangelizaron gran parte de la Amazonia: se fundaron entonces misiones en Boya y Belem. En la centuria siguiente, el afán comercial propició un conocimiento más detallado de la zona, y por el tratado de San Indefonso (1777), Portugal obtuvo el dominio sobre un extenso territorio.

Hacia mediados del siglo XX, el descubrimiento de sus ingentes riquezas minerales y forestales atrajo la ambiciosa mirada del Primer Mundo que, con sus planificaciones económicas, está devastando la Amazonia desde 1970. Etnias como los yanomami sufren las consecuencias de tales medidas: aunque se les reconoce el usufructo colectivo de las tierras en que viven, los gobiernos de la región se otorgan el derecho de desplazarlos en caso de conflictos internos, externos o de seguridad nacional. Esta situación ha provocado que muchas tribus hayan perdido un importante porcentaje de su población, y que los que aún permanecen hayan sido trasladados a reservas, donde las condiciones de vida son precarias. Afortunadamente, en los últimos tiempos las organizaciones no gubernamentales e indigenistan apoyan una lucha en pro de la recuperación del territorio por sus primitivos y verdaderos propietarios: los indios. En 1978, los kaikang protagonizaron el primer capítulo de esta contienda: recluidos en la reserva de Rio das Cobras, lograron expulsar a 249 familias de colonos que habían invadido sus tierras, ejemplo que cundió entre los nonoai, manguerinhas, tupiniquin y shoko.