Las propiedades típicas de los nervios son la excitabilidad y la conductabilidad. La primera es la capacidad de reaccionar a un estímulo, y la segunda, la capacidad de conducir la excitación de un punto a otro del mismo nervio. Naturalmente, es preciso que el nervio esté intacto desde un punto de vista anatómico y fisiológico para que estas propiedades se mantengan: el efecto de la narcosis, por ejemplo, elimina ambas características.
- Los nervios se comportan como cables eléctricos, transportando mensajes
Los nervios se comportan, por tanto, volviendo a la comparación del párrafo anterior, como cables eléctricos: transportan mensajes desde la periferia hasta los centros nerviosos y viceversa. Por periferia se entiende no sólo la piel, sino todos los órganos, tanto externos como internos, como el corazón, el hígado, el estómago o los pulmones.
- Naturaleza de los estímulos que actúan sobre los nervios
Los estímulos que actúan sobre los nervios son de naturaleza diversa: mecánicos (cortes, aplastamiento, tirones), térmicos (cualquier variación de temperatura), químicos (la acción de sales o de otras sustancias) y eléctricos.
- Actividad nerviosa y fenómenos de naturaleza química o eléctrica
La actividad nerviosa va siempre acompañada por fenómenos de naturaleza química o eléctrica. Además, tanto durante la fase de reposo como en la de excitación, los nervios producen calor, y exactamente tres veces más en el segundo caso que en el primero. Inmediatamente después de la estimulación, el nervio no es capaz de responder a un nuevo estímulo: este período se denomina refractario y dura por lo general algunas milésimas de segundo. Tras esta fase se da otra de escasa excitabilidad, y por último una vuelta a la normalidad.
- Cada fibra nerviosa representa una prolongación citoplasmática de la neurona
Ésta "transmite las órdenes" a los órganos efectores, o en otros casos lleva a la propia célula "informaciones nerviosas", cuando se trata de células sensoriales. Si se secciona una fibra, la parte que queda unida a la célula sigue viva, mientras que la parte separada muere. Asimismo, si se destruye una célula nerviosa, la fibra nerviosa que deriva de ella muere. De una célula nerviosa pueden originarse una o más fibras: lo más frecuente es que, debido a unas razones determinadas, las neuronas tengan dos fibras que parten en sentido opuesto.
- Las fibras nerviosas no se encuentran directamente
Sus extremos se bifurcan y se cruzan entre sí, pero nunca se tocan. A pesar de ello, entre las neuronas existe una conexión particular (la sinapsis) que permite el paso del impulso nervioso de una a otra.
- La doble conexión entre el cerebro y la médula espinal y el receptor del mensaje u orden
Una parte del cerebro en la que están presentes muchas células puede ser comparada a un bosque muy denso en el que las ramas y las hojas de los árboles se entrelazan entre sí sin llegar nunca a adherirse. Si se considera un músculo, un trozo de piel, una porción de ojo un otro grupo cualquiera de células del cuerpo, se observa siempre una doble conexión perfecta con el sistema nervioso central. El cerebro, la médula espinal, o ambos, pueden enviar a estas lejanas agrupaciones las órdenes de las que depende su existencia y recibir al mismo tiempo sus mensajes. La doble conexión está dispuesta de tal manera que cualquier mínima parte del organismo está siempre en comunicación directa, en caso de necesidad, con todas las demás. Esto confirma el hecho de que el cuerpo constituye una unidad, a pesar del número y la infinita variedad de sus partes.
- El sistema autónomo, conectado al sistema central
Allí donde no llegan las fibras del sistema nervioso central lo hacen las del sistema autónomo, en conexión a su vez con el sistema central. El hecho de que todas las partes del cuerpo estén doblemente conectadas a través de nervios a los centros nerviosos demuestra lo complejo del sistema nervioso y la importancia de sus funciones.
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