martes, 7 de abril de 2015

Letargo y polimorfismo: cómo sobrevivir al invierno

Las variaciones estacionales se hacen sentir más que nunca con la llegada del invierno. Por una parte, los habitantes de las zonas de planifolios caducos se encuentran de repente desprovistos de refugios y alimentos, y por otra, los animales adoptados a las cotas más altas arriesgan cotidianamente su vida por la falta de alimentos habituales (yemas, hojas tiernas, insectos, etc.) o por la imposibilidad de esconderse adecuadamente a los ojos de los depredadores.

Las ardillas y biologia de los ecosistemas
La ardilla común es un animal arborícola del orden de los roedores. Perteneciente a la familia de los esciúridos, su nombre científico es Sciurus vulgaris. Se caracteriza por su larga cola recubierta de largos pelos que puede alcanzar los 45 cm, y por las potentes patas posteriores.

El blanco manto de nieve que todo lo recubre es un excelente refugio sobre el cual toda silueta adquiere relieve y evidencia. Las alternativas a estos riesgos existen: algunos animales (aves en su mayoría) prefieren migrar a climas más cálidos; otros se sumergen en un sueño letárgico, bien escondidos en madrigueras oportunamente elegidas; otros, en fin, "cambian de hábitos", esto es, cambian el color del manto, que pasa de los colores oscuros propios de las estaciones templadas y cálidas al color blanco del invierno.

- Las ardillas


Difundidos por casi todas las regiones de la Tierra a excepción de Australia, el Cono Sur, el Sáhara, y las regiones polares extremas, las ardillas son roedores diurnos y muy vivaces, que viven en una amplia gama de ambientes, desde los semidesérticos hasta los claramente boscosos. Muchas especies de ardillas llevan una vida arbórea; veloces trepadores saltan de rama en rama y de un árbol a otro con rapidez y desenvoltura.

+ Ardilla común, Sciuris vulgaris


La ardilla común en Eurasia, Sciuris vulgaris, mide unos 45 centímetros, 20 de los cuales corresponden a la cola cubierta de un pelo largo y tupido. Tiene formas elegantes, la cabeza pequeña y puntiaguda, los ojos grandes, negros y muy vivos; las orejas, bastante desarrolladas; están ordenadas de pelos en el extremo; las patas son finas, y las anteriores mucho más cortas que las posteriores. Sus alimentos preferidos son los vegetales (avellanas, bellotas, nueces, vainas de semillas), aunque no desprecian la carne, en especial la de insectos y caracoles y en ocasiones incluso las aves jóvenes.

- El erizo común europeo, Erinaceus europaeus


Más "dormilón" que la ardilla es el erizo común europeo, Erinaceus europaeus, que hiberna desde octubre hasta marzo o abril. Tiene el cuerpo rechoncho, el hocico afilado, las patas cortas y una coloración parda, en general no tan clara como el erizo moruno, E. algirus, que vive en el norte de África, en gran parte de la Iberia seca, en Baleares y Canarias. Como en este último, la parte superior del cuerpo está recubierta de un manto rígido formado por espinas cortas.

El erizo común vive en bosques caducifolios, semicaducifolios y encinares, en jardines e incluso en ambientes semiáridos, aunque en estos últimos suele sustituirle el erizo moruno. Lleva una vida solitaria, activa desde el crepúsculo hasta el alba. Al atardecer sale de su rudimentaria madriguera y va en busca de alimentos. Es omnívoro y, aunque se alimenta principalmente de escarabajos y lombrices, no sólo consume otros invertebrados sino también anfibios, reptiles –incluso serpientes venenosas con las que no teme entablar luchas–, pájaros y roedores jóvenes, alimentos vegetales como frutas, bellotas y raíces, e incluso carroña. A pesar de su torpe aspecto, se desplaza con rapidez en busca de su alimento y, aunque tiene una vista poco desarrollada, lo localiza fácilmente gracias a su olfato finísimo. Cuando un peligro le amenaza, se enrosca como una pelota, protegiendo de este modo las partes blandas del cuerpo; en esta posición también suele dormir.

- El tejón (Meles meles)


Otro "dormilón" muy relativo es el tejón (Meles meles), que sólo disminuye su actividad invernal –o incluso la detiene de un modo discontinuo– en las regiones más frías. El cuerpo del tejón, rechoncho y robusto, está enteramente recubierto de un pelaje largo y erizado aunque brillante, de un color blanco grisáceo, con dos grandes franjas negras que nacen detrás de las narinas y llegan hasta los lados del cuello. Difundido por casi toda la región paleártica (Europa y norte de Asia), el tejón vive en grupos familiares, en madrigueras de varios metros de largo que excava en los declives boscosos de colinas soleadas, utilizando sus garras robustas y curvas. De la madriguera sale una vez entrada la noche para ir en busca de sus alimentos que, en gran parte de Europa, se compone principalmente de lombrices y que, en las áreas mediterráneas donde estas presas son poco abundantes, completa con insectos, moluscos, anfibios, reptiles, pequeños mamíferos incluidos gazapos aún desnudos y de gran cantidad de frutos.

Si bien es capaz de hacer movimientos rápidos, el tejón suele desplazarse con lentitud; es desconfiado y asustadizo lo que, junto con sus costumbres nocturnas, hace que sea difícil de ver. En las zonas donde inverna, el tejón adquiere su peso máximo a finales de otoño para tener una buena reserva de grasa; acto seguido, se enrosca sobre sí mismo, esconde la cabeza entre las partas interiores y, en el interior de su madriguera, comienza su largo aunque entrecortado sueño invernal.

- El letargo, y cómo los animales obtienen la energía necesaria para sobrevivir


Singular es el modo con el que los animales que se sumen en letargo consiguen la energía necesaria para sobrevivir. Bien nutridos y con una buena cantidad de grasa acumulada en sus tejidos adiposos, se inmovilizan en el refugio seguro que prepararon previamente. En los animales que hibernan realmente, la respiración se vuelve lentísima, los latidos del corazón se reducen al mínimo y la temperatura corporal desciende.

Así como muchas ardillas buscan la salvación a los rigores invernales en los valles más templados, y los erizos y tejones se encierran en sus guaridas sumidos en un letargo más o menos profundo, otros mamíferos como muchas especies de murciélagos hibernan realmente y no salen del refugio hasta que llega el buen tiempo.

- El armiño (Mustela erminea)


Otro pequeño carnívoro, el armiño, busca en cambio su protección en un manto tan blanco como la nieve. Perteneciente a la misma familia que el tejón (mustélidos), el armiño (Mustela erminea) está difundido por casi toda Europa aunque sobre todo por las regiones septentrionales; en la península Ibérica sólo se le encuentra en los Pirineos y al norte del Duero. Con 36 cm de longitud máxima, de los que 6 a 10 pertenecen a la cola, este mustélido tiene un manto estival pardorrojizo en la parte superior del cuerpo y en la primera mitad de la cola, que en invierno se vuelve blanco. La parte inferior del cuerpo es siempre de color blanco, con reflejos amarillentos; la mitad terminal de la cola es siempre negra. El armiño vive en diversos tipos de ambientes pero en los Pirineos prefiere los prados alpinos y subalpinos, especialmente si tienen rocas o tapias, y si están cerca de cursos de agua.

A diferencia de muchos carnívoros, es activo tanto de día como de noche y es de costumbres solitarias. Los ejemplares de ambos sexos viven separados excepto durante la época de celo y el área de deambulación de los machos es mayor que el de las hembras, si bien en ambos casos depende de la abundancia de presas. Cuando descansa, utiliza como refugios las grietas y espacios entre rocas, las madrigueras de los topillos y conejos o los árboles huecos. Cuando caza utiliza diversas técnicas: unas veces se arrastra entre las piedras y las pequeñas ramas; otras se detiene con el dorso arqueado frente a un hueco o una madriguera en la que advierte la presencia de un animal; otras sigue con extraordinaria agilidad una presa que huye sobre un árbol o se lanza con desenvoltura en el agua donde nada.

El armiño es un fantástico acróbata, capaz de los más arduos ejercicios y, cuando consigue una presa, la mata con una técnica muy especializada que consiste en morderla en el cuello. Sus presas son a menudo mayores que él y así, además de los topillos de cuya captura es un verdadero especialista, también consume a menudo conejos, pequeñas aves y sus huevos, e incluso liebres pequeñas.

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