Muchas rocas, sobre todo ígneas, contienen minerales de hierro (magnetita, hematites, etc.) que tienen propiedades magnéticas. Éstos, de hecho, como las agujas de las brújulas, se orientan paralelamente a la dirección del campo magnético terrestre en el momento de su cristalización, y si las rocas que los contienen son erosionadas, después sedimentadas y diagenizadas, los minerales de hierro pueden reorientarse en otras direcciones distintas de la original.
- El paleomagnetismo y el estudio de las variaciones de posición de los polos magnéticos terrestres
La particularidad de estos minerales es que conservan de todas maneras una "memoria" del magnetismo terrestre del pasado (paleomagnetismo). El estudio de las rocas que contienen estos minerales, tanto rocas ígneas originales como sedimentarias, ha permitido reconstruir con bastante precisión las variaciones de posición de los polos magnéticos terrestres (y así también los geográficos) durante las eras geológicas. Los geofísicos que llevaron a cabo estas investigaciones en los años cincuenta se dieron cuenta que rocas de la misma edad, pero localizadas en continentes distintos, proporcionaban resultados discordantes respecto a las trayectorias que los polos magnéticos habrían seguido en el pasado. Este hecho se podía explicar de dos maneras: los polos magnéticos habían migrado verdaderamente, o bien fueron los continentes los que se desplazaron, causando el aparente movimiento de los polos.
- Runcorn y su conclusiones
La explicación más verosímil era la segunda, como demostró Runcorn en 1956 analizando las dos trayectorias de migración de los polos referidas a Europa y Norteamérica.
Este científico notó que si se establecía la hipótesis de que los dos continentes estaban unidos por un lapso de tiempo que va desde hace unos 500 a unos 180 millones de años, las dos trayectorias, aparentemente discordantes, coincidían perfectamente, por lo que la diferencia entre ambas curvas era debida a la separación sucesiva de los dos continentes.
- El campo magnético terrestre ha invertido muchas veces su polaridad
Hoy se acepta de forma universal el desplazamiento de los continentes a lo largo del tiempo, y el pleno fundamento de la idea genial de Wegener; pero todos los estudios sobre el paleomagnetismo han aportado otro descubrimiento muy interesante.
Se ha observado que en el curso de las eras geológicas el campo magnético terrestre ha invertido muchas veces su polaridad, es decir, los polos Norte y Sur magnéticos se han intercambiado su posición.
Análisis detallados han permitido, a través de una precisa datación de las rocas (sobre todo lavas oceánicas) con contenido de minerales de hierro, construir una escala temporal de las inversiones de polaridad conocida como escala paleomagnética. En esta escala se pueden individualizar largos períodos (incluso de millones de años) llamados épocas, en las que la polaridad fue similar a la actual (polaridad normal o directa) alternativamente con otras en que la polaridad fue la opuesta (polaridad inversa). Durante las épocas se dieron períodos cortos de polaridad opuesta a la de la época en cuestión, llamados eventos.
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