No es posible explicar con precisión cómo nació nuestro planeta; sin embargo, existen hipótesis muy verosímiles, aceptadas por la mayor parte de los científicos de todo el mundo, según las cuales la Tierra se habría originado, como los demás planetas del sistema solar, a partir de una parte de la materia residual de la nube gaseosa de la cual se habría formado el Sol.
Esta materia, atrapada en el campo gravitacional del Sol, comenzó a girar en torno a éste según una órbita plana en la que se comenzaron a condensar en núcleos de varias dimensiones los protoplanetas, es decir, los núcleos primordiales de los planetas.
- Fase inicial de la historia evolutiva de la Tierra: bombardeo de meteoritos
Sucesivamente, en las fases iniciales de su historia evolutiva, la Tierra sufrió un violento bombardeo de meteoritos, algunos de grandes dimensiones, que causaron convulsiones en la superficie del planeta y en sus propiedades físicas (campo magnético, flujo de calor, etc.), pero provocando también un crecimiento continuo, tanto de volumen como de masa, que todavía perdura (basta pensar que cada año por el impacto meteorítico de fragmentos, en general, de pocos gramos de peso la masa de la Tierra aumenta aproximadamente en 10.000 toneladas).
- Edad de la Tierra
Desde siempre, establecer la edad de la Tierra ha constituido un elemento de gran interés y ha sido, de hecho, el gran sueño del hombre. La idea de que la Tierra es muy antigua, sin embargo, es un concepto muy reciente. Aún en 1779 George Louis Leclerc, conde de Buffon, eminente científico francés, considerado un precursor de las ideas darwinianas, aventuraba que la edad de la Tierra era de 75.000 años, lo que ya era mucho para la época, mientras que en el siglo XIX, basándose en la Biblia, el irlandés James Ussher afirmó que había sido creada en el 4.004 a.C. y el Diluvio universal había ocurrido en el 2349 a.C. Sin embargo, a finales del siglo XVIII el científico británico James Hutton, considerado el padre de la geología moderna, estableció para la Tierra una edad ilimitada, proponiendo un concepto que preanunciaba, aunque de modo equivocado, una edad muy elevada para los planetas. Ya a finales del siglo XIX estaba muy extendida la idea de que la Tierra tenía millones de años.
+ Datación radiométrica: cronología absoluta de la Tierra
El desarrollo de sofisticados métodos de datación radiométrica ha permitido definir una cronología absoluta, que puede establecer la edad en años -u otras unidades temporales- de un evento desde su inicio, en contraposición a la cronología relativa, que, en cambio, establece la secuencia temporal relacionando dos o más sucesos, permitiendo reconocer cuál ha sucedido antes y cuál, y en qué orden, lo ha seguido después.
Las dataciones radiométricas han permitido calcular con precisión la edad absoluta de la Tierra, dando un valor de aproximadamente 4,5/4,6 millardos de años, en contraste con la edad del Sol calculada sobre los 5 millardos de años, y del Universo, sobre los 15/20 millardos.
Como se puede comprobar se habla de millardos de años, es decir, de intervalos de tiempo enormemente grandes si los comparamos a los usuales para la vida de un hombre, que sólo rara vez llega a los cien años.
Es indispensable, por tanto, razonar según estas inmensas unidades de magnitud, teniendo bien presente la enormidad de los tiempos geológicos, es decir, los que atañen a la historia de nuestro planeta, porque en la óptica de estos intervalos, tan grandes que parecen casi infinitos y por tanto muy difíciles de comprender, se podrán entender muchos fenómenos y procesos geológicos fundamentales.
Volviendo a los métodos de datación radiométrica, de los que se tratará en detalle en futuras entradas, se puede aquí esbozar el principio en el que se basan. Esto es, en la determinación del contenido actual en las rocas de algunos isótopos determinados producidos por el decaimiento radiactivo de otros isótopos (por ejemplo el plomo se produce por decaimiento del uranio) respecto al contenido inicial conociendo, eso sí, su tiempo de decaimiento.
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