martes, 19 de agosto de 2014

Vivir en agua dulce

La vida en las aguas dulces es discontinua del mismo modo que, en cierto sentido, es incierta la existencia de un río o de un lago, a menos que estos ocupen extensiones realmente considerables.

El lago Saimaa en Finlandia
Vista del lago Saimma, en Finlandia. Tierra rica en lagos y en otras aguas continentales, este país tiene en la pesca del salmón y de la trucha un importante recurso económico.

- Limitación de la dependencia del ambiente acuático por algunos organismos


Algunos organismos han limitado su dependencia del ambiente acuático a ciertos períodos de su ciclo vital (especialmente a la reproducción). Al reducir hasta el mínimo indispensable los tiempos de permanencia en el agua, han sabido adaptarse a los ambientes secos o semisecos, soportando de un modo egregio las oscilaciones de temperatura y de humedad, el ímpetu de las corrientes, las variaciones de concentración de las sustancias disueltas.

- Presión osmótica en aguas dulces: menor que en el agua salada


A diferencia del agua salada del mar (que tiene una mayor presión osmótica que la de los líquidos de los tejidos internos de los organismos), la presión osmótica de las aguas dulces es menor que la del protoplasma vivo y, por consiguiente, todos los seres vivos que las habitan poseen un mecanismo que sirve de barrera frente a las condiciones del exterior.

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