En aquel entonces, de hecho, los hombres creían que para curar una enfermedad era necesario conquistar el favor de los dioses a través de rituales mágicos y propiciatorios; además, utilizaban el poder terapéutico atribuido a determinadas plantas o animales.
La primera fuente escrita acerca de estas terapias es un papiro egipcio, llamado papiro de Ebers, en honor del arqueólogo alemán que lo descubrió en 1873, Georg Moritz Ebers (1837-1898), y que, según los expertos, se remonta al año 1550 a.C. Este documento contiene alrededor de setecientos remedios mágicos y rituales populares para curar diferentes enfermedades.