Vamos a ver en esta ocasión la acción mecánica de las aguas, atendiendo en primer lugar a la morfología fluvial, y en un segundo término a la glacial.
- Morfología fluvial
El agua, además de una acción química considerable, desarrolla también una importante acción mecánica. Las aguas impetuosas de los torrentes erosionan fuertemente las rocas del lecho ejerciendo una acción abrasiva debido al material que llevan en suspensión.
La máxima capacidad erosiva y abrasiva corresponde a las crecidas, que es cuando es más alta la velocidad de la corriente y de los materiales en suspensión. Producto de una erosión prolongada son los valles fluviales, que se forman cuando el lecho se profundiza cada vez más. Los valles fluviales son estrechos, con parees con mucha pendiente y presentan un característico perfil transversal en V.
El agua que corre por las vertientes, erosionando el material más fino, puede ser responsable de graves fenómenos provocando, por ejemplo, avalanchas o desprendimientos de grandes dimensiones.
Finalmente, no se puede olvidar el efecto combinado del hielo y del agua: el agua al helarse aumenta su volumen y provoca la dilatación y posterior rotura de las rocas disgregándolas. Estas transformaciones son también las responsables de los depósitos detríticos o chancales (piedemonte) al pie de las vertientes.
- Morfología glacial
La acción modeladora de los glaciares produce, como ya hemos visto, depósitos detríticos llamados morrenas (laterales, de fondo y centrales).
De origen glacial son también muchos lagos pirenaicos que ocupan los circos glaciares. Los circos glaciares son depresiones de forma casi circular. Están excavados por las aguas corrientes antes de la formación del glaciar y luego modificados, profundizados y ensanchados por la acción erosiva (nivación es el término preciso para indicar la erosión del hielo sobre las rocas) del hielo en movimiento.
Suelen partir valles desde los circos con la característica forma en U (valles glaciares). Más anchos que los valles fluviales, son generados por las lenguas glaciares que erosionan tanto el fondo como los flancos de las montañas.
A menudo es posible observar glaciares de dimensiones bastante inferiores en alturas superiores a la del valle principal en el cual confluyen. Estos valles menores son conocidos con el nombre de valles suspendidos, cuyo origen tiene que buscarse en tiempos remotos. Así, los valles suspendidos son debidos a antiguas lenguas glaciares menores que desembocaban en una lengua principal.
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