jueves, 12 de diciembre de 2013

Biología y medicina: grandes descubrimientos

La historia del género humano podría coincidir con las etapas del progresivo dominio de la naturaleza. El hombre aprendió muy pronto a modificar el ambiente, a superar los límites de sus posibilidades físicas utilizando instrumentos adecuados, a defenderse, a cooperar para obtener mejores resultados y a prever y calcular los eventos naturales.
Sarcofago
Sarcófago egipcio. Los egipcios practicaron la técnica de la momificación desde el año 2500 a.C.: extraían las vísceras y el cerebro del cadáver y sumergían el cuerpo en una solución de sosa, para después envolverlo en largas vendas de algodón embebidas de sustancias vegetales.

Es la historia de las ciencias y de la técnica, de la rueda al bronce, del vapor a la electricidad. Sin embargo, el hombre, antes de domesticar la naturaleza, tuvo que domesticarse a sí mismo. Comenzando por la concepción y el nacimiento, pasando luego por el cuidado de propio cuerpo y, finalmente, por la educación del espíritu, la historia de la medicina y el descubrimiento de nosotros mismos han constituido una gran empresa, necesaria y útil, que siempre ha resultado fascinante para la inteligencia humana.

- El hombre representa a pequeña escala el conjunto de los misterios de la naturaleza


Se dice que el hombre es un microcosmos, que representa, en pequeña proporción, al conjunto de todos los misterios de la naturaleza. Y si nos refiriésemos al prodigioso vínculo que relaciona la evolución científica, el progreso técnico y las conquistas de la medicina y de la psicología, el microcosmos sería una realidad.

- El círculo vicioso existente entre las ramas de la biología, medicina y psicología


Es suficiente con analizar los descubrimientos más significativos de la biología, la medicina y la psicología para advertir el "círculo vicioso" que existe entre las diferentes ramas de la investigación. La historia de la medicina es también un ámbito privilegiado para observar de cerca la compleja relación entre tradición e innovación, entre cultura popular y comunidad científica y, finalmente, entre la sociedad, la personalidad y la vida de los investigadores. La historia del conocimiento médico también es, pues, la historia de los científicos valientes y a veces hasta heroicos, de antiguas sabidurías maduradas a través de siglos de ensayos y errores, de prácticas mágicas abandonadas y descubiertas de nuevo y apreciadas en sus fundamentos, de intuiciones geniales y de grandes errores que a veces se han demostrado más fructíferos que la misma verdad. Es como si un narrador imaginario cobrase vida a partir de una infinidad de sujetos, dispersos a lo largo del tiempo y del espacio y reunidos en la empresa del conocimiento, y describiese todas las características de la humanidad, la inteligencia y la pasión, aunque a veces, también, el egoísmo y los prejuicios.